Si tenéis avellanas sin tostar o poco tostadas, y conservan todavía su piel fina, podéis eliminarla fácilmente introduciéndolas unos minutos en el horno calentado a unos 130 ºC o 140 °C. Colocarlas esparcidas sobre una de las bandejas del horno y vigilarlas. No tienen que coger color, tan solo calentarse un poco para que, al sacarlas y ponerlas dentro le un paño y frotarlas unas contra otras se caigan las pieles.
FUENTE: Cristina Galiano.
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