Todos los alimentos perecederos, absolutamente todos, para garantizar su salubridad deben permanecer en la nevera hasta el momento de guisarlos o consumirlos. Los alimentos más delicados, como los platos cocinados caseros, deben conservarse a temperaturas muy bajas, 3 ºC o 4 ºC nada más, mientras que las frutas y verduras no necesitan tanto frío. Si usáis la nevera correctamente, no se os ensuciará ni os cogerá olores. Conservar y congelar adecuadamente en casa, sin que nada se os estropee ni pierda valor nutritivo, es algo más que abrir la nevera o el congelador y meter «cosas».
FUENTE: Cristina Galiano.
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