Se consigue cociendo azúcar con agua en un cacito o, mucho más cómodo, en una jarrita en el microondas. En ambos casos obtenemos diferentes tipos de almíbar según el tiempo que dure la cocción. Cuando el azúcar ya ha desaparecido en el agua, porque se disuelve al calentarlo, y la mezcla empieza a cocer, tenemos un jarabe o almíbar ligero, que es el que se utiliza siempre para emborrachar los bizcochos. Al seguir la cocción obtenemos lo que se llama almíbar a punto de hebra floja, luego, almíbar más espeso que se Ilama a punto de hebra fuerte. Después, almíbar a punto de bola blanda, luego, a punto de bola dura. Por último, si dejáramos que se evaporara toda el agua obtendríamos caramelo, y si cociéramos más tiempo, el caramelo se nos quemaría y habría que tirarlo.
FUENTE: Cristina Galiano.
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