Un pulpo, unas espinacas, un pollo..., que hemos comprado ya congelado, o que hemos congelado en casa, se pueden descongelar, cocinar y volver a congelar de nuevo, puesto que al haber sufrido el proceso del cocinado, ahora disponemos de un producto diferente.
FUENTE: Cristina Galiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si necesitas alguna aclaración, déjame tu comentario...